Sentía alas y pensé que era águila, pero un golpe en seco entre las piedras me hizo saber que no volaba.Empecé a correr y al sentir el viento entre los ojos y mi espalda juré que era yegua o un labrador dorado. No pude alcanzar a quien amaba y entonces me detuve en seco porque supe que no tenía la velocidad de los caballos y que jamás sentiría las caricias que necesitaba.Comencé a brincar y de pronto quise ser coneja, pero me ego me dijo que nunca podría tocar lo que anhelaba.Me vi en la tierra, tumbada contra el pasto. Mastiqué plantas y a todo el que se me acercaba. De pronto supe que era borrega pero la idea de ser "eso" me terraba y me alejé de todos para que no me cortaran lo que me hacía sentir calor por las mañanas. Nunca quise ser borrega aunque a diario lo crea.
Vi a mi alrededor; mi gente lloraba. No comprendía lo que sus labios susurraban pero sí entendí que me decían que yo era la culpable. Vi mi reflejo en un charco de agua: entonces comprendí que no soy más que una mula, y no de carga. Soy una mula con la gente que me ama y que me da todo lo que yo les he dado. SOY UNA MULA, UNA HIJA DE LA CHINGADA.
Hola compañeros. Aquí está mi texto. Disculpen que me tardara tanto. NO es cuento y no sé que madres sea pero me salió de golpe y eso sea agradece.
UN abrazo... Los quiero cabrones!
30 oct 2009
6 grados de separación
Suplemento literario del periódico Cambio
No se te olvide comprar el periódico Cambio.
En este número de 6 grados de separación aparecen:
1° Susana López Sánchez.
2° María del Sol Valdivia.
3° Mayra Martínez Espinoza.
4° Brenda Navarro.
5° María del Rosario Cuevas Macareno
6° Alma Carbajal Guzmán.
En tu puesto de periódico más cercano.
Gerardo Oviedo
25 oct 2009
24 oct 2009
animal
Ni libélula ni espasmo, /la piel del ornitorrinco traspasó la luz que el sol tejió en mi suavidad de foca; nadé, pez, sobre olas de marginal oscuridad, fui ave y viví en el marsupio de koalas.
Nadie dijo mi nombre, animal amante de la belleza que se desliza sobre la nieve, sobre la cumbre que explota en la mirada.
Los labios acompañaron con su caza mi sueño de águila tuerta.
/mascota del viento, caí en picada…
En lo que mis amistades se deciden ...
22 oct 2009
21 oct 2009
19 oct 2009
CUARTA TEMÁTICA
HOLA
Ofrezco disculpas porque he estado totalmente desaparecida, y la semana pasada no subí nueva temática. June me recomendó una muy buena, pero curiosamente la olvidé (ja, ja, ja). Así que, en vista de su necedad por querer hablar de osos, y a propósito de "ninguna mujer se negaría a parir un osito", sobre el Oso, del Bestiario, del maestro Juan José Arreola, la temática de esta semana es un bestiario.
¿QUÉ ANIMAL SOY?
No qué animal es su favorito, o les gustaría ser, sino qué son. Deberán preguntar a tres personas, como mínimo, y dependiendo lo que éstas le respondan harán su texto. Procuren preguntarle a personas que los conozcan mucho, e intenten hacer un juego retórico como el de Arreola.
Saludos.
18 oct 2009
¡¡¡¡EL MARTES HAY CINITO!!!
Chavas y chavos, este martes vamos a ver la película "Sueños" de Akira Kurosawa en lugar de tomar clase con la Maestra Fausta Letona, así que lleven botanita y refresquitos para el evento.
17 oct 2009
CLASE DE GUILLERMO SUSPENDIDA
Hola chicos y chicas!
Me avisó Guillermo que la clase se suspende. Que luego nos explica que pasó y como la repone.
Ojalá alcancen a leer este mensaje.
Saludos,
Brenda!
Me avisó Guillermo que la clase se suspende. Que luego nos explica que pasó y como la repone.
Ojalá alcancen a leer este mensaje.
Saludos,
Brenda!
16 oct 2009
REPOSICION DE CLASE DE POESIA
COMPAÑEROS.
LES COMUNICO QUE EL PRÓXIMO LUNES NOS REUNIREMOS A LAS 15:00 HRS (3PM) EN LAS MUSAS PARA REPONER LA CLASE DE ALVARO SOLIS.
POR FAVOR SEAN PUNTUALES Y NO SE LES OLVIDE QUE EL ÚNICO PAGO QUE PIDEN LOS CHICOS (DE LAS MUSAS) ES QUE SE CONSUMA LO MINIMO.
P.D. ALVARO SUGIERE NO COMER PASTEL DE CHOCOLATE PORQUE LE HIZO DAÑO...ASI QUE, SI LO HACEN ES BAJO SU RESPONSABILIDAD.
LES COMUNICO QUE EL PRÓXIMO LUNES NOS REUNIREMOS A LAS 15:00 HRS (3PM) EN LAS MUSAS PARA REPONER LA CLASE DE ALVARO SOLIS.
POR FAVOR SEAN PUNTUALES Y NO SE LES OLVIDE QUE EL ÚNICO PAGO QUE PIDEN LOS CHICOS (DE LAS MUSAS) ES QUE SE CONSUMA LO MINIMO.
P.D. ALVARO SUGIERE NO COMER PASTEL DE CHOCOLATE PORQUE LE HIZO DAÑO...ASI QUE, SI LO HACEN ES BAJO SU RESPONSABILIDAD.
15 oct 2009
Cuando los nazis vinieron por los comunistas
por Martin Niemöller (1892-1984)
(Este poema con frecuencia se le atribuye erróneamente a Bertolt Brecht)
Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista,
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata,
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,
Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
porque yo no era judío,
Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.
Hola compañeritas y compañeritos, quiero compartir con ustedes un poema muy chingón que el buen Maestro Vega subió a su cuenta de Facebook.
Vale la pena una reflexión para los tiempos dificiles.
(Este poema con frecuencia se le atribuye erróneamente a Bertolt Brecht)
Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista,
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata,
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,
Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
porque yo no era judío,
Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.
Hola compañeritas y compañeritos, quiero compartir con ustedes un poema muy chingón que el buen Maestro Vega subió a su cuenta de Facebook.
Vale la pena una reflexión para los tiempos dificiles.
12 oct 2009
Invitación
Compañeros, vayan a apoyar a la causa:
Presentación de poetas, narradores y ensayistas tlaxcaltecas en la Feria del Libro de la Ciudad de México.
Miércoles 14 de octubre, 12.15 hrs. Café literario "Julio Cortázar", en la plancha del Zócalo.
http://www.feriadellibro.cultura.df.gob.mx/index.php/programacion/184-miercoles-14-de-octubre
11 oct 2009
arte de vacas
Bien, me disculpo porque no se escribir cuentos, pero lo intente ....
Fue cuando tenía cuatro años, o quizá cinco, no estoy muy segura y me sería difícil señalar una fecha exacta. Recuerdo que entramos en la sala de espera del hospital, que todo olía a medicina vieja, cartón y jarabe para la tos, una mezcla desagradable; que tardamos mucho sentadas y que, aburrida, me puse a explorar el pasillo sin que mi madre me quitara los ojos de encima. Una enfermera dijo mi nombre, mi madre me llamó y entramos al consultorio. Detrás de un escritorio se encontraba un hombre con lentes y bata blanca. Hizo una seña, nos sentamos. Habló sobre cuanto había crecido, mis vacunas y otras inyecciones que me hicieron sentir alguna tensión en todo el cuerpo. Luego pronosticó lo inesperado.
Mi vida transcurrió tranquila hasta el día en que la maestra de arte, de la secundaria, nos llevó a una exposición en la que habían cuadros en los que animales abiertos, muertos, mutilados, permanecían con los ojos abiertos, observándome, esperando a que me descuidara para introducirse en mi mente y luego viajar a través de las vías del ligero trazo de mis sueños.
Los ojos de algunos animales parecían seguirme, mientras reposaban junto a flores y frutos de tonos serios; excepto un cuadro que mostraba la cabeza de una vaca con un fondo estampado de flores amarillas y anaranjadas, mientras sus vísceras formaban cables que le sostenían de un tendedero de ropa en el que aparecía también un vestidito rosa, semejante al que tenia en una foto que mi madre me había sacado a los cuatro años, lo que me pareció repugnante. No recuerdo, hasta ese día, haber sentido tanto horror. La necesidad de alejarme de la muerte pintada y coleccionada en paredes y vitrinas. Estaba tan desesperada que aún no recuerdo en qué momento volví a casa. Sólo que cuando abrí los ojos, estaba ya en mi habitación.
La tela de flores, la luz, los tonos alegres, me hicieron creer que pasaría algún evento feliz, al menos hasta que sentí, como en mi propia piel, el inesperado roce entre la cabeza de la vaca, de la que salían tripas y órganos, con el vestido, que poco a poco se volvía una sombra, una especie de presa entre la telaraña que salía de la cabeza decapitada de la vaca; la que crecía, acercándose lentamente a mí, hasta lamerme la cara.
Decidí no volver a comer carne, no tener mascotas ni cercanía alguna con los bodegones o cuadros en los que salieran animales muertos. Mi madre considero que era algo pasajero, que no podía dejar tantas cosas por un sueño, y aún cuando yo no estaba dispuesta a ceder, al terminar la preparatoria mis ideas sobre no comer carne ni adoptar una mascota habían desaparecido, pero no algunas pesadillas en las que gallinas y vacas contemplaban mi sueño.
Pensé en encontrar alguna escapatoria a esa tortura, para ello, al salir de la escuela decidí ir a las afueras de la ciudad, adonde las viejas casonas se habían convertido en cafés, en salones de lectura de mano, en restaurantes de comida extranjera o en tiendas de objetos antiguos y galerías. Me introduje en las callejuelas y entré a una exposición, en la que, enmarcada y casi frente a la puerta de entrada, estaba el viejo cuadro de la vaca y el vestido de niña; aún pese a sus colores alegres , su marco con flores en las esquinas y el rosa del vestido ondeando, el cuadro parecía triste, como si en esos años la vaca hubiese envejecido extrañando el miedo que inspiraba a los niños. La vi y descubrí que ya no tenía poder sobre mí, que era hora de seguir mi destino.
Aquel día, en el que el médico hacía su predicción, no habríamos sospechado que diría algo importante, de hecho, nunca lo habría entendido fuera de esa galería. Fui a casa sabiendo que quería hacer el resto de mi vida: mataría a vacas y a otros animales, trabajaría con sus pieles y sus formas, convirtiéndolos en arte.
Fue cuando tenía cuatro años, o quizá cinco, no estoy muy segura y me sería difícil señalar una fecha exacta. Recuerdo que entramos en la sala de espera del hospital, que todo olía a medicina vieja, cartón y jarabe para la tos, una mezcla desagradable; que tardamos mucho sentadas y que, aburrida, me puse a explorar el pasillo sin que mi madre me quitara los ojos de encima. Una enfermera dijo mi nombre, mi madre me llamó y entramos al consultorio. Detrás de un escritorio se encontraba un hombre con lentes y bata blanca. Hizo una seña, nos sentamos. Habló sobre cuanto había crecido, mis vacunas y otras inyecciones que me hicieron sentir alguna tensión en todo el cuerpo. Luego pronosticó lo inesperado.
Mi vida transcurrió tranquila hasta el día en que la maestra de arte, de la secundaria, nos llevó a una exposición en la que habían cuadros en los que animales abiertos, muertos, mutilados, permanecían con los ojos abiertos, observándome, esperando a que me descuidara para introducirse en mi mente y luego viajar a través de las vías del ligero trazo de mis sueños.
Los ojos de algunos animales parecían seguirme, mientras reposaban junto a flores y frutos de tonos serios; excepto un cuadro que mostraba la cabeza de una vaca con un fondo estampado de flores amarillas y anaranjadas, mientras sus vísceras formaban cables que le sostenían de un tendedero de ropa en el que aparecía también un vestidito rosa, semejante al que tenia en una foto que mi madre me había sacado a los cuatro años, lo que me pareció repugnante. No recuerdo, hasta ese día, haber sentido tanto horror. La necesidad de alejarme de la muerte pintada y coleccionada en paredes y vitrinas. Estaba tan desesperada que aún no recuerdo en qué momento volví a casa. Sólo que cuando abrí los ojos, estaba ya en mi habitación.
La tela de flores, la luz, los tonos alegres, me hicieron creer que pasaría algún evento feliz, al menos hasta que sentí, como en mi propia piel, el inesperado roce entre la cabeza de la vaca, de la que salían tripas y órganos, con el vestido, que poco a poco se volvía una sombra, una especie de presa entre la telaraña que salía de la cabeza decapitada de la vaca; la que crecía, acercándose lentamente a mí, hasta lamerme la cara.
Decidí no volver a comer carne, no tener mascotas ni cercanía alguna con los bodegones o cuadros en los que salieran animales muertos. Mi madre considero que era algo pasajero, que no podía dejar tantas cosas por un sueño, y aún cuando yo no estaba dispuesta a ceder, al terminar la preparatoria mis ideas sobre no comer carne ni adoptar una mascota habían desaparecido, pero no algunas pesadillas en las que gallinas y vacas contemplaban mi sueño.
Pensé en encontrar alguna escapatoria a esa tortura, para ello, al salir de la escuela decidí ir a las afueras de la ciudad, adonde las viejas casonas se habían convertido en cafés, en salones de lectura de mano, en restaurantes de comida extranjera o en tiendas de objetos antiguos y galerías. Me introduje en las callejuelas y entré a una exposición, en la que, enmarcada y casi frente a la puerta de entrada, estaba el viejo cuadro de la vaca y el vestido de niña; aún pese a sus colores alegres , su marco con flores en las esquinas y el rosa del vestido ondeando, el cuadro parecía triste, como si en esos años la vaca hubiese envejecido extrañando el miedo que inspiraba a los niños. La vi y descubrí que ya no tenía poder sobre mí, que era hora de seguir mi destino.
Aquel día, en el que el médico hacía su predicción, no habríamos sospechado que diría algo importante, de hecho, nunca lo habría entendido fuera de esa galería. Fui a casa sabiendo que quería hacer el resto de mi vida: mataría a vacas y a otros animales, trabajaría con sus pieles y sus formas, convirtiéndolos en arte.
9 oct 2009
Bomberito Apache 1983
En nuestro país todo ciudadano recibe la atención médica necesaria, de manera gratuita, desde que nace hasta que muere. Somos pioneros en tantas especialidades clínicas que sólo esperamos el surgimiento de enfermedades para de inmediato crear sus curas. Pero lo que voy a contar no es ningún padecimiento, al contrario, es tan natural como la vida misma. En nuestro país, la predestinación no la estudian ni los filósofos, ni los psicólogos, ni los sacerdotes, ni mucho menos los magos, la predestinación la estudian e interpretan los médicos que quieren especializarse en pediatría, es materia obligada para la obtención del título profesional. Todo recién nacido debe contar con un Médico Pediatra Gurú que anote en su cartilla de vacunación cuál será su oficio o profesión cuando sea adulto. Por cada mil habitantes hay un pediatra oráculo que goza del respeto de todos, si bien las quejas de los padres por los resultados obtenidos son constantes, nadie puede apelar la decisión porque el infante pierde su derecho a la atención médica que el Estado le proporciona. Y vivir fuera del presupuesto es vivir en el error.
Al mes de nacido mis padres me llevaron a mi primera consulta pediátrica, dicen que estaban muy emocionados, suponían que del hijo de un ingeniero civil y una comerciante atenta al cuidado de su hogar por lo menos saldría un cineasta, un escritor o ya de jodido un arquitecto, pero su decepción fue grandísima después de seis horas de espera en la antesala del Seguro Social, dicen que el doctor estaba cansado, fastidiado por las discusiones con los padres de los anteriores niños, tomó la cartilla, se limpió el sudor de la frente, cerró los ojos y toco mi mano derecha.
—Este niño será chofer de microbús —dijo muy seguro.
—¿Chofer de qué? —preguntó extrañado mi padre.
—De microbús, un sistema de transporte terrestre que se inventará en nueve años y se pondrá de moda en la década de los noventas —explicó el galeno.
—¿Entonces viajará mucho? ¿Conocerá otros países? —dijo emocionada mi madre.
—No señora, los microbuses solo se usaran como sistema de transporte colectivo al interior de la ciudad, sustituirán a los autobuses y las combis, por mucho llegarán a algún municipio cercano.
—¿Qué? ¿Nuestro hijo será chofer? ¿Nomás eso? —exclamaron al mismo tiempo mis progenitores.
—Ese es su destino.
—¡Usted debe estar equivocado! ¡Esas son chingaderas! —reclamó el ingeniero.
—Tranquilo, tranquilo, no se exalte, no soy yo, es el destino, yo nomás soy el medio para decírselo.
—¡Pues vaya usted a chingar a su madre! —gritó mi padre.
—¡Pues vaya usted a ver quien chingados atiende a su hijo cuando esté enfermo!—respondió con burla el médico.
—¡Hijo de la chin…!
—¡Ya!, por favor, no pelees con él doctor, hazlo por Quique —lo interrumpió mi madre antes de que terminara el insulto—, es injusto lo que hacen, lo sé, pero más importante es que el niño crezca sano.
Y así fue como mi padre dejo las cosas en paz aceptando los designios del destino.
A los tres años de edad tuve mi primer vehículo de entrenamiento: el “Bomberito Apache 1983”, un carrazo de pedales que era la sensación del barrio y con el que me dediqué a atropellar a otros niños. Mis padres dudaban que en verdad ese fuera mi destino, no porque les pegara en el orgullo, sino porque en verdad dudaban que fuera capaz de estar tras un volante, mi falta de sentido de orientación era evidente desde entonces, a todos golpeaba y nunca lograba estacionarme adecuadamente aún sin tener carros a los costados. Y consultaron a otros médicos gurús que coincidieron en la profecía, mis padres nomás se lamentaron.
El día que cumplí diez años coincidió con la llegada de los primeros microbuses a la ciudad, cuando en la televisión pasaron la novedad en el transporte público mis familiares se quedaron boquiabiertos nomás de imaginarse del vehículo que en ocho años el pequeño conduciría libremente por las calles.
En la secundaria entrené con una motoneta, fui repartidor de pizzas para mejorar mis habilidades, el sistema judicial me perdonó las centenas de perros y gatos que atropellé porque no querían retar al destino, sobre todo al mío.
En la preparatoria destruí tres vochos, desvielé un Tsuru y un Golf, incendié tres camionetas pick up y volé con una combi sobre el precipicio de un puente sin concluir en el Periférico Psicológico que bordea mi ciudad. Todos me veían con preocupación, decían que sólo contaban los días en que cumpliera la mayoría de edad.
Hice el examen para obtener mi licencia de conducir una sola vez, reprobé, y ese día tembló, se cayeron muchas iglesias en el centro de la ciudad, nadie se explicaba el por qué. Y el Patriarca de los Médicos Pediatras Gurús del municipio llamó a una conferencia de prensa y dijo: alguien no está cumpliendo su destino, debemos investigar quién es. Y fue así como al tercer día mi Médico Pediatra Gurú tocó a la puerta de mi casa acompañado del Patriarca, del Venerable Consejo de Ancianos Presidentes Municipales Vitalicios y del jefe del departamento de conductores para entregarme mi licencia que me acredita como chofer de cualquier vehículo de desplazamiento terrestre, desde patines del diablo hasta tráileres y tanques de guerra.
Para no tentar al destino, ese mismo día me entregaron las llaves de mi primer microbús, el que inauguraría la ruta del hospital psiquiátrico al panteón municipal y viceversa, pronto se volvió la más transitada y la más rápida, dicen que todo fue gracias a mí, que estaban sorprendidos que fuera capaz de no mirar a los lados, de pasarme las luces rojas y sobrevolar los baches. Pero me aburrí. Se lo comenté al Consejo de Ancianos y determinaron una solución que a la ciudad le costó un endeudamiento de 30 años, hacer un segundo piso no sólo al Periférico, sino a todas las avenidas principales del municipio nomás para que yo transitara. Después de semanas de discusión determinaron que eso era preferible a que la ciudad volviera a quedar en ruinas por otro terremoto.
Construyeron los segundos pisos y quedaron muy bonitos.
Y aunque cuento con todas las comodidades, todos los servicios y un salario equiparable al de la Regidora Mayor del Municipio, extraño a mi familia y a mis amigos, por eso hoy decidí dejar de circular por el segundo piso para caer sobre la fuente del Zócalo de la ciudad, quiero saludarlos, pero no griten ni huyan, que de cualquier modo los alcanzaré con mi veloz microbús de color rojo, es el destino.
Consultado al..... fatídico destino
En algún momento de 1992
*Dedicado para los niños que perdieron la virginidad de su inocencia en el consultorio ( y no me refiero a lo que están pensando :b) y para June que descubrió su vocación ahí.
Eran las cuatro de la tarde y el pequeño Josué había llegado al consultorio del Doctor Barahona, su pediatra oficial que lo había consultado desde que tenía una semana de nacido.
Había salido ya el último niño que tenía cita antes de él, y presumía a todo aquel que le dirigiera una mirada, que el doctor le había obsequiado una paleta, Josué lo envidió por un momento y le preguntó a su mamá en el oido, por qué a ese niño le habían dado un dulce, a lo que su madre contestó sin el menor reparo y sin inhibición, que la paleta era un premio de consolación ya que ese niño tenía hepatitis, porque cuando fuera grande no iba poder donar sangre o incluso no llegaría a ser grande. Justo después de que su madre terminó de decir eso, la secretaria del Doctor pronunció el nombre del próximo paciente que debía pasar con a consulta, ése era el de Josué.
El doctor los recibió amablemente y preguntó el motivo por el cual habían traído al niño, su mamá le explicó al doctor que al niño no le gustaba la convivencia en la guardería y que ella creía que podría estar enfermo de lombrices por lo que le impedía estar feliz con los demás niños.
El doctor tomó al niño y lo revisó, principalmente la panzita, se cercioró de que no hiciera ruidos extraños. Le revisó los ojos y no encontró ningún indicio de alguna otra enfermedad que pudiera ser la causante del posible mal humor, como la anemía.
Le preguntó al niño su nombre y este le respondió pero sin el mayor ánimo, observó que su interés se centraba en los cuadros y vitrinas que tenía en su consultorio, como el cuadro de un dientezote, que tenía a un ratón vestido de ladron tratando de arracarlo, y el otro cuadro que contenía unas manitas de niño y ahí había bichitos rondando.
El doctor terminó de revisarlo y le dijo a su madre que físicamente estaba bien, que no había ninguna anomalía, pero le hizo notar a su madre que el niño observaba mucho las cosas.
Su mamá le preguntó que a qué se debía esa forma de ser, y el doctor contestó que el niño era así porque al observar tanto, perdía el interés de hablar y que seguramente no hablaba mucho porque pensaba que los demás no le podrían resolver las dudas que tuviera, pero que con el tiempo iría hablando un poco más
Los padres del niño no entendieron lo que el doctor quería decirles, y en su mente albergaron ideas locas en torno al niño, creyeron que sería autista, o antisocial y en el peor de los casos secuestrador y asesino.
El doctor hasta se animó a predecir como se comportaría el niño y a qué se dedicaría
-Pero no se preocupen, cuando crezca más, comenzará a hablar por cualquier cosa y hasta usted deseará callarlo con cualquier cosa que tenga a la mano- dijo el doctor con tono animado.
-Y ¿Cómo a que edad le sucedera eso?- preguntó el padre del niño
- Pues, cálculo que a los siete u ocho años, meses antes meses después.
-Es más estoy seguro que su hijo será conferencista, o vendendor de seguros, cualquier cosa que se tenga que vender, lo hará con la voz de su hijo.
- ¿Está seguro doctor?
-Sí, el niño será de los que les encante socializar y tener contacto con la gente.
- Bueno, suena bien eso doctor.
- Sí, ya lo verán.
El niño escuchaba la conversación en parte y otras veces cambiaba su atención hacía las demás cosas que estaban alrededor
El doctor pensaba por alguna razón, que el niño podría llegar a desarrollar un gusto por hablar demasiado, y que en ese gusto habría miles de actividades.
La consulta terminó y el niño le preguntó al doctor si podría regalarle una de las paletas,el doctor aceptó con generosidad y hasta le regalo una más, por verlo tan saludable. Se despidieron y salieron del consultorio.
Al salir Josué le preguntó a su mamá, si el doctor le había regalado doble también como premio de consolación, por creer que su futuro era aun peor que el niño con hepatitis, la mamá de Josué no supo que contestar, pero se sorprendió que el niño hubiera escuchado todo eso.
Fin
*Dedicado para los niños que perdieron la virginidad de su inocencia en el consultorio ( y no me refiero a lo que están pensando :b) y para June que descubrió su vocación ahí.
Eran las cuatro de la tarde y el pequeño Josué había llegado al consultorio del Doctor Barahona, su pediatra oficial que lo había consultado desde que tenía una semana de nacido.
Había salido ya el último niño que tenía cita antes de él, y presumía a todo aquel que le dirigiera una mirada, que el doctor le había obsequiado una paleta, Josué lo envidió por un momento y le preguntó a su mamá en el oido, por qué a ese niño le habían dado un dulce, a lo que su madre contestó sin el menor reparo y sin inhibición, que la paleta era un premio de consolación ya que ese niño tenía hepatitis, porque cuando fuera grande no iba poder donar sangre o incluso no llegaría a ser grande. Justo después de que su madre terminó de decir eso, la secretaria del Doctor pronunció el nombre del próximo paciente que debía pasar con a consulta, ése era el de Josué.
El doctor los recibió amablemente y preguntó el motivo por el cual habían traído al niño, su mamá le explicó al doctor que al niño no le gustaba la convivencia en la guardería y que ella creía que podría estar enfermo de lombrices por lo que le impedía estar feliz con los demás niños.
El doctor tomó al niño y lo revisó, principalmente la panzita, se cercioró de que no hiciera ruidos extraños. Le revisó los ojos y no encontró ningún indicio de alguna otra enfermedad que pudiera ser la causante del posible mal humor, como la anemía.
Le preguntó al niño su nombre y este le respondió pero sin el mayor ánimo, observó que su interés se centraba en los cuadros y vitrinas que tenía en su consultorio, como el cuadro de un dientezote, que tenía a un ratón vestido de ladron tratando de arracarlo, y el otro cuadro que contenía unas manitas de niño y ahí había bichitos rondando.
El doctor terminó de revisarlo y le dijo a su madre que físicamente estaba bien, que no había ninguna anomalía, pero le hizo notar a su madre que el niño observaba mucho las cosas.
Su mamá le preguntó que a qué se debía esa forma de ser, y el doctor contestó que el niño era así porque al observar tanto, perdía el interés de hablar y que seguramente no hablaba mucho porque pensaba que los demás no le podrían resolver las dudas que tuviera, pero que con el tiempo iría hablando un poco más
Los padres del niño no entendieron lo que el doctor quería decirles, y en su mente albergaron ideas locas en torno al niño, creyeron que sería autista, o antisocial y en el peor de los casos secuestrador y asesino.
El doctor hasta se animó a predecir como se comportaría el niño y a qué se dedicaría
-Pero no se preocupen, cuando crezca más, comenzará a hablar por cualquier cosa y hasta usted deseará callarlo con cualquier cosa que tenga a la mano- dijo el doctor con tono animado.
-Y ¿Cómo a que edad le sucedera eso?- preguntó el padre del niño
- Pues, cálculo que a los siete u ocho años, meses antes meses después.
-Es más estoy seguro que su hijo será conferencista, o vendendor de seguros, cualquier cosa que se tenga que vender, lo hará con la voz de su hijo.
- ¿Está seguro doctor?
-Sí, el niño será de los que les encante socializar y tener contacto con la gente.
- Bueno, suena bien eso doctor.
- Sí, ya lo verán.
El niño escuchaba la conversación en parte y otras veces cambiaba su atención hacía las demás cosas que estaban alrededor
El doctor pensaba por alguna razón, que el niño podría llegar a desarrollar un gusto por hablar demasiado, y que en ese gusto habría miles de actividades.
La consulta terminó y el niño le preguntó al doctor si podría regalarle una de las paletas,el doctor aceptó con generosidad y hasta le regalo una más, por verlo tan saludable. Se despidieron y salieron del consultorio.
Al salir Josué le preguntó a su mamá, si el doctor le había regalado doble también como premio de consolación, por creer que su futuro era aun peor que el niño con hepatitis, la mamá de Josué no supo que contestar, pero se sorprendió que el niño hubiera escuchado todo eso.
Fin
7 oct 2009
mujer
Ante el largo silencio que se ha creado por aquí y en la espera a que Christian y Hellhammer inicien el camino para la temática, pues cuelgo algo que escribí en la combi.
Eres mujer, trazo de diamante, una perra,
amamantas a tus cachorros con el dolor de tus ubres,
eres conejillo de indias en un museo de ojos,
que saborean los enemigos distantes
los que te riegan con pus y semen a manos llenas
Los doctores cortaron tu cordón umbilical
lo pusieron en tu cuello a falta de condenas,
te han dejado atada y con las piernas abiertas
a abortar sangre y miserias en tu cielo sin libertad
Eres mujer, trazo de diamante, una perra,
amamantas a tus cachorros con el dolor de tus ubres,
eres conejillo de indias en un museo de ojos,
que saborean los enemigos distantes
los que te riegan con pus y semen a manos llenas
Los doctores cortaron tu cordón umbilical
lo pusieron en tu cuello a falta de condenas,
te han dejado atada y con las piernas abiertas
a abortar sangre y miserias en tu cielo sin libertad
5 oct 2009
TERCERA TEMÁTICA
Hola, debido a la entrada de "Rayando Libretas", y a partir de las sugerencias para la tercera temática de Josué y Christian, la temática de esta semana es sobre escribir un cuento donde se utilice el personaje del MÉDICO GURÚ, del Isste, quien le predijo a Elizabeth que sería escritora.
En el relato, deberán contar que ustedes son niños y van al hospital en compañía de sus padres a ver al MÉDICO GURÚ, que es su pediatra. En la consulta, él les vaticina su futuro, pero curiosamente les dice que serán algo que, en la realidad, a ustedes no les gusta o no les interesa hacer. El tiempo ha pasado, y tienen la edad actual (o más grandes) y desempeñan aquella actividad que se les pronosticó. El reto es que planteen como llegaron a convertirse en algo que no les gusta, y cómo es que lo desempeñan, que nos atrevamos a imaginar algo que no somos, y no seríamos.
Un abrazo a todos los fans del MÉDICO GURÚ.
PREMONICIONES DEL MÉDICO GURÚ SOBRE MI VIDA LABORAL
2 oct 2009
Marcel Marceau
Retomando lo que platicabamos hoy con Villegas sobre Marcel Marceau, les dejó una de sus últimas entrevistas en México.
6 GRADOS DE SEPARACIÓN
6 GRADOS DE SEPARACIÓN
Este viernes 2 de octubre, aparece el suplemento literario 6 grados de separación dentro del periódico Cambio.
En este número:
1° Mónica Galindo Aguado
2° Óscar A. Gómez Romero.
3° Marlet Caballero Rodríguez
4° Sergio Cuateco Bueno
5° Christian de la Torre
6° María del Sol Valdivia Rosas
7° Alma Carbajal Guzmán
No te lo pierdas, en tu puesto de periódicos más cercano.
Saludos
Gerardo Oviedo
1 oct 2009
Tania y las maravillosas cartas depresivas
Mi familia y yo vivimos por mucho tiempo en una unidad habitacional militar. Todas y todos mis amigos eran hijos de militares, yo era la única rara, hija de un civilucho, -decían las mamás de mis amigas- siempre hubo esa distinción, yo no le veia la gravedad, por lo tanto no fue problema para mí.
Conocí a mi mejor amiga Tania, siempre tuvo una vida difícil. Muchos cambios de residencia, muchas ausencias paternas, muchas depresiones maternas. Era muy triste su vida, y nosotras la llenabamos de alegría con congeladas y grageas de chocolate (como las que venden en la tiendita de dulces que está a dos o tres locales de la SOGEM)Sin embargo, no era suficiente.
Cuando teníamos 12 años, su familia se tuvo que mudar, (cada medio año lo hacian) a Zapopan, Jalisco. Tania, mucho más conciente de las separaciones y las ausencias que eos generaba en su vida, se puso a llorar por días enteros. Se escondió detrás de la puerta del clóset de mi récámara y no quería salir de mi casa. La separación fue dolorosa.
Nos llamabamos por teléfono de vez en cuando, cuando nuestros papás nos daban permiso-su voz estaba apagada, su corazón destrozado y no dejaba de llorar diciendo cuanto extrañaba regresar. Comencé a enviarle una carta cada tercer día, y como a los 12 años no se tiene que decir mucho, empecé a inventarle historias.
Mis compañeros de clase, las maestras, mis papás, mis hermanos, mis amigas y amigos, todos eran personajes dentro de esas cartas que la entretenían mientras esperaban el nuevo cambio de su papá a nuestra ciudad. Llegamos a juntar más de 300 cartas con historias distintas, hasta el día que regresó. Supe que tenía la facilidad de mentir y de crear historias, pero no le di la importancia necesaria.
Tania y yo, seguimos siendo amigas, ella vive en Cancún, yo vivo ahora en Puebla. Seguimos enviandonos e-mails (la tecnología avanzó) aunque ahora nuestras vidas están tan nutridas de pensamientos que no hay necesidad de inventar nada. Las ganas de mentir y de crear pequeños mundos sigue presente.
Con el paso del tiempo, me metí al tema de los derechos humanos, y antes de egresar de la licenciatura, en mi afán de promoverlos, envié un cuento a un concurso en la UNAM. Obtuve el tercer lugar. Alguna vez pensé en entrar a la SOGEM en el Distrito Federal, las circunstancias no lo permitieron. Sólo llegué a pasar por el edificio, nunca hice la solicitud, mi trabajo no me daba tiempo.
Antes de cumplir las tres semanas de vivir en Puebla, buscando cosas culturales que visitar, me encontré con la convocatoria de SOGEM. Y aquí estoy, aprendiendo de los profes y de las y los compañeros.
¿Con qué lectura me inicié? Los hijos de Sanchez fue el primer libro que leí, aunque no es literatura realmente, dejó una gran huella en mi vida. Claro que leí a Rius, a Cortazar, Borges, García Marquez, Ibargüengoitia, Poniatowska, Serna, etc. Pero Definitivamente Milan Kundera me hizo creer en las letras.
PD: soy Brenda, pero, ando jugando con la personalidad de Emma Mogador, a ver que sale.
Conocí a mi mejor amiga Tania, siempre tuvo una vida difícil. Muchos cambios de residencia, muchas ausencias paternas, muchas depresiones maternas. Era muy triste su vida, y nosotras la llenabamos de alegría con congeladas y grageas de chocolate (como las que venden en la tiendita de dulces que está a dos o tres locales de la SOGEM)Sin embargo, no era suficiente.
Cuando teníamos 12 años, su familia se tuvo que mudar, (cada medio año lo hacian) a Zapopan, Jalisco. Tania, mucho más conciente de las separaciones y las ausencias que eos generaba en su vida, se puso a llorar por días enteros. Se escondió detrás de la puerta del clóset de mi récámara y no quería salir de mi casa. La separación fue dolorosa.
Nos llamabamos por teléfono de vez en cuando, cuando nuestros papás nos daban permiso-su voz estaba apagada, su corazón destrozado y no dejaba de llorar diciendo cuanto extrañaba regresar. Comencé a enviarle una carta cada tercer día, y como a los 12 años no se tiene que decir mucho, empecé a inventarle historias.
Mis compañeros de clase, las maestras, mis papás, mis hermanos, mis amigas y amigos, todos eran personajes dentro de esas cartas que la entretenían mientras esperaban el nuevo cambio de su papá a nuestra ciudad. Llegamos a juntar más de 300 cartas con historias distintas, hasta el día que regresó. Supe que tenía la facilidad de mentir y de crear historias, pero no le di la importancia necesaria.
Tania y yo, seguimos siendo amigas, ella vive en Cancún, yo vivo ahora en Puebla. Seguimos enviandonos e-mails (la tecnología avanzó) aunque ahora nuestras vidas están tan nutridas de pensamientos que no hay necesidad de inventar nada. Las ganas de mentir y de crear pequeños mundos sigue presente.
Con el paso del tiempo, me metí al tema de los derechos humanos, y antes de egresar de la licenciatura, en mi afán de promoverlos, envié un cuento a un concurso en la UNAM. Obtuve el tercer lugar. Alguna vez pensé en entrar a la SOGEM en el Distrito Federal, las circunstancias no lo permitieron. Sólo llegué a pasar por el edificio, nunca hice la solicitud, mi trabajo no me daba tiempo.
Antes de cumplir las tres semanas de vivir en Puebla, buscando cosas culturales que visitar, me encontré con la convocatoria de SOGEM. Y aquí estoy, aprendiendo de los profes y de las y los compañeros.
¿Con qué lectura me inicié? Los hijos de Sanchez fue el primer libro que leí, aunque no es literatura realmente, dejó una gran huella en mi vida. Claro que leí a Rius, a Cortazar, Borges, García Marquez, Ibargüengoitia, Poniatowska, Serna, etc. Pero Definitivamente Milan Kundera me hizo creer en las letras.
PD: soy Brenda, pero, ando jugando con la personalidad de Emma Mogador, a ver que sale.
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